Dice la leyenda que cuando Brama, el Dios hindú de la Creación, terminó su
obra, construyó un enorme monasterio en Benarés. En uno de los patios
interiores instaló tres agujas de oro alineadas colocando en una de las agujas
extremas 64 discos de distintos tamaños en orden decreciente de diámetros.
Pues bien, la leyenda
continúa diciendo que Brahma reunió a sus monjes y les dijo que a partir de
ese momento deberían trabajar
incesantemente para llevar los discos situados en una aguja extrema a
la aguja del otro extremo. Pero no podrían hacerlo de cualquier forma sino
que tendrían que respetar las siguientes normas:
• En cada movimiento solo
podrán llevar un disco.
• El trabajo hay que
hacerlo en el menor número de movimientos posibles.
• No se puede colocar nunca
un disco mayor sobre otro menor.
La leyenda concluye con
esta sentencia de Brahma:
“Cuando paséis el último disco, vendré con todo mi
poder para llevaros al Nirvana eterno donde no existirá ni el dolor ni la
ignorancia. Después, la tierra desaparecerá”.
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